LOS PAYADORES:
Argentina ha tenido poetas excelsos, que viven actualmente a través
de sus importantes obras, que volcaron su genio y su sentimiento
en temas camperos, que manejaron la décima con verdadera
maestría, aunque solamente “en papel”, pues
la historia no los recuerda como payadores, menos de contrapunto
(Esteban Echeverrría, Estanislao Del Campo, Rafael Obligado,
Almafuerte, Ascasubi, etc.) autores identificados con la llamada “literatura
culta” y verdaderos titanes de la poesía gauchesca.
En el Río de la Plata aparece la poesía payadoril
sujeta a un proceso de olvido casi inmediato por ser improvisada.
Su característica fundamental es el cantar opinando, sobre
todo después de la primera Invasión Inglesa, a partir
de la cual los cantares amorosos y picarescos pasan a expresar
los anhelos políticos y sociales imperantes.
Se improvisan sobre temas de inspiración propia o propuestos
por el auditorio o contrincante. Son efímeros, pues se extinguen
con el cantor, por ser obra de éste o del momento, sin pasar
de boca en boca ni quedar escritos. El pueblo informa, exhorta
o denigra al enemigo a través de ellos. También pueden
ser de gran profundidad filosófica o tratar temas heroicos,
políticos, geográficos, botánicos, etc.
En la provincia de Buenos Aires los payadores utilizaban la cuarteta
(o la estrofa de ocho versos, que no es más que la unión
de dos cuartetas, que encontramos en la milonga “JACINTO
CHICLANA” de Jorge Luis Borges) o la sextina, de manera alternativa
con la décima espinela hasta que en 1884 Gabino Ezeiza,
luego de una visita al Uruguay, vuelve a recrearla con el acompañamiento
musical de milonga, con la que se siente plenamente identificado
el hombre rural argentino y permanece hasta nuestros días.(
16)
El canto andaluz-bonaerense:
Josué Teófilo Wilkes, tenaz y profundo buceador de
los orígenes de la música bonaerense, sostiene que
los payadores cantaban a media voz, cuando dice: “Se inician,
preferentemente, en las notas altas del registro medio y en sus
graves concluyen”. Ese mismo tipo de canto, coloquial y a
media voz, puede advertirse asimismo en el folklore andaluz -del
que proviene- y parece ser de antiquísima data. Ya Juvenal
hablaba de las danzarinas de Cádiz (puella gaditanae) que,
en las cortes romanas, “murmuran canciones béticas
de amor”
Estilos y cifras se cantaron al modo indicado por Wilkes. También
la posterior milonga. Y de la misma manera, los primitivos tangos
andaluces. Sin embargo, los primeros tangos andaluces que llegaron
a Buenos Aires por vía del género chico se entonaron
de otro modo, a la usanza zarzuelera, como lo hacían Villoldo,
Gobbi, Mathon, etc (
17)
“EL CRIOLLITO”:
Al respecto, extraemos de
“LA CANCIÓN MODERNA”:
“Cómo ganó Gardel su primera
guitarra.
Fue en el año 1902. Tendría Carlos Gardel apenas
quince años. Por ese entonces existía en la esquina
que formaban las calles Santa Fe y Pueyrredón, un café llamado “El
Criollito”, frecuentado en su mayoría por gente
criolla amantes de la música de tierra adentro y que entre
los contertulios cultivaban con un entusiasmo y cariño
indescriptibles. De ahí que hasta los niños ensayaban
sus habilidades de cantores, entre los que se contaba Carlitos
Gardel. Ya en ese entonces se advertía en Carlitos esa
condición natural para interpretar con cierto gracejo
las canciones más en boga. A falta de guitarra, se acompañaba
con movimientos imitativos de las manos, como si entre ellas
tuviera el instrumento.
Una noche, en medio del silencio y la admiración de los
parroquianos que celebraban entusiastamente al cantor en ciernes,
cantó el inolvidable “Triste”. Puso tal emoción
en su voz, que le valió una calurosa ovación y
su nombre era coreado entre aplausos y vivas de los circunstantes.
Entre ellos se hallaba presente el actual funcionario de Correos
y Telégrafos, asiduo concurrente al café “El
Criollito”, don Juan M. Cazes Irigoyen, quien admirando
las condiciones del pequeño cantor, le regaló una
guitarra”.
(Nótese que el cronista calcula la edad de Gardel basándose
en sus documentos, donde constaba como nacido en 1887).
LA DÉCIMA:
Es una estrofa, culta y compleja, de diez versos octosílabos
y de rima consonante en los versos 1-4-5; 2-3; 6-7-10 y 8-9.
Su contenido exige punto, dos puntos o por lo menos punto y coma
al terminar el cuarto verso. El tema se presenta en los primeros
cuatro versos y se desarrolla en los seis restantes; el pensamiento
contenido en la estrofa debe concluir en el décimo verso.
En el trabajo de Brígido Redondo, destacado investigador
y renombrado poeta mexicano dedicado al estudio de la décima,
encontramos que sus orígenes se remontan al año
850 en la poesía musulmana; en España aparece en
romances previos al de Rodrigo Díaz de Vivar (1140); en
la literatura gallego-portuguesa esta estrofa se encuentra en
compilaciones de 1280. Si nos detenemos en España, encontramos
que la obra del Rey Alfonso X (1221-1284) “afirmó lengua
de Castilla como lengua poética”, afianzando también
la décima que nutrirá a la generación de
poetas españoles del Siglo XIV. Pasamos así por
numerosos escritores, llegando al siglo XVI y XVII donde encontramos
esta estrofa -ya con la forma definitiva que le otorga
don Vicente Espinel- en Lope de Vega, Tirso de Molina o Calderón
de la Barca.
Con la colonización de América y su transculturación
la décima se expande por todo el Nuevo Continente. En
la Argentina las más antiguas que se conservan están
dedicadas al Virrey Liniers.
La payada, surgida en las postrimerías del virreinato,
se agigantó durante la epopeya de la emancipación,
para declinar durante la época de Rosas, al menos en la
ciudad de Buenos Aires. (
18)
LA VIDALITA:
Gardel en 1912 graba una vidalita:
Mi madre querida, mejor conocida como Pobre
mi madre querida. ¿Hasta qué punto se trataba de un ritmo nativo?
Carlos Vega sentía la satisfacción de haber conseguido establecer
(¡recién en la década del cuarenta!) su exacta filiación
musicológica. Y resultó que la vidalita no era un producto popular
pampeano, como se creía, así como tampoco tenía un origen
incaico, como también se había supuesto. Era fruto de aquel “cancionero
criollo occidental”; era una forma ternaria colonial con influencias
europeas. El mismo Vega no podía eludir la evidencia que desde principios
del siglo XIX —o incluso desde antes— la vidalita ya se encontraba
muy extendida por todo el país; sin embargo, el musicólogo resolvió esta
cuestión adjudicando su gran difusión al circo criollo y nómade.
Como vidalita, Mi madre querida no responde a las formas tradicionales, pero
también Vega advertía que la especie había tenido muchas
variantes. Los versos de una vidalita corriente son hexasílabos y llevan
intercalados entre línea y línea una frase más breve (empleándose
generalmente la expresión “vidalitá”; por ejemplo: “Dónde
estará el indio, / vidalitá, / que me haga morir…”);
los de Mi madre querida, en cambio, son todos de ocho sílabas, carecen
de alternancias y en realidad se presentan como décimas, rimando a-b-a-b-a-a-b-a-a-b.
La escritura musical de la vidalita siempre fue problemática. La más
común, en compás de 3/4, es la peor; pero sale “naturalmente” si
se atiende a la fórmula del acompañamiento. Habida cuenta que
la parte cantable presenta alternados versos largos y breves, la forma ideal
para una vidalita clásica es presentarla alternando frases en 4/8 con
otras en 2/8. (
19)
EL VALS:
De todas las formas de vals introducidas en el país durante
el siglo XIX, la preferida y la que acabaría por constituirse
en el vals criollo fue la de ejecución veloz, con melodía
de elaborado vuelo cantable y estructura diferenciada en dos
partes de cuatro frases cada una. Los compases jamás podían
presentarse si no en 3/4. No había limitación en
cuanto al tema de la poesía ni a la cantidad de sílabas
de sus versos.
A lo largo del siglo XX ninguna de estas propiedades desapareció o
mutó en otras. De las numerosas obras compuestas en este
género, todas mantuvieron similares características
formales, y los dos valses que grabó Gardel en 1912, El
almohadón y A Mitre, no fueron la excepción. (
20)
LA CIFRA:
Se trataba de la evolución de un tipo musical cuyos orígenes
se remontaban a la época de la Colonia: el compuesto. Pero más
que una especie, la cifra era un modo de ejecutar la guitarra, basado en un
sistema de notación musical en donde los acordes se codificaban con
números. Debido a su amplísima popularidad había llegado
a adquirir algunos matices propios, que la diferenciaban un poco de otros géneros.
El acompañamiento por cifra fue el predilecto de los payadores hasta
la introducción de la milonga, hecho que ocurre hacia 1884 y que en
apariencia se debe a Gabino Ezeiza. Como escribiera el gran poeta Yamandú Rodríguez: “Tras
el enrejado de las pulperías asoma, al galope, la Cifra. / Los payadores
que escribieron historia / con versos mal medidos, / hacen correr hazañas
y limetas, / como un «amargo» pasa de boca en boca la tradición…”
Pero aún estando su ejecución prácticamente reservada
al canto con guitarras, solían aparecer cifras instrumentales o con
acompañamiento de orquesta. Por ejemplo, hacia 1906-1907 la cancionista
André Vivianne grabó para el sello Odeón la “cifra
argentina” Gobierno gaucho (Nº de faz 41.793) con un marco orquestal.
En 1912, la única cifra que graba Gardel es Yo sé hacer. Tiene
muchos puntos de contacto con los estilos, pero en la cifra los rasgueos son
en compás de 6/8. (
21)
EL ESTILO:
Como estilo se conoce al género musical que es hijo y
casi reemplazante del triste. Este proceso de suplantación
se dio en el transcurso del siglo XIX.
Llevó por primer nombre décima, ya que las poesías
que se montaban sobre esta música estaban construidas
precisamente en décimas octosílabas. Estas estrofas
también son conocidas como espinelas, dado que se atribuye
su creación al músico, poeta y novelista español
Vicente Martínez Espinel (1544-1634). No obstante, el
estilo admitía otras clases de estrofas además
de las espinelas: había estilos de ocho y de doce versos
(en éstos últimos se repetía literalmente
dos versos de cada estrofa). En la décima, la rima de
los versos solía estar determinada por la forma tradicional
a-b-b-a-a-c-c-d-d-c.
Musicalmente siempre se componía en compás de 3/4.
Podía darse tanto en modos mayores como en menores, y
por su sistema tonal era casi obvio que el acompañamiento
fuese por terceras paralelas. Otra característica propia
del estilo eran las frases en sentido descendente.
Los estilos grabados por Gardel en 1912 presentan diversas estructuras
entre sí. La mañanita tiene doce versos en cada
estrofa: si se toma como base la décima, aquí estarían
repetidos los versos dos y diez; y por ello podría decirse
este tema se asemeja más al triste que al estilo. También
es de doce A mi madre, pero los versos que se repiten (siempre
si se los reduce a una décima) son el uno y el nueve.
Por su parte, Me dejaste, La mariposa, Sos mi tirador plateado,
Mi china cabrera y El sueño responden a la forma tradicional
de las décimas; pero Pobre flor, en cambio, tiene estrofas
de ocho versos, incluyendo algunos libres: aquí la rima
es a-b-b-c-d-e-e-c. (
22)
El estilo entronca directamente con el cante andaluz, teniendo
su lejana ascendencia en los antiquísimos cantares medievales
que, con tanta erudición ha rastreado Carlos Vega. Adviértase
que el estilo de Carlos Gardel “El tirador plateado”,
no es sino una melodía flamenca en modo dórico,
sistema tan frecuente en el cante andaluz.
Gardel no era todavía un cantor de tangos. Y su modo de
entonar los estilos -con claros sedimentos andaluces- proviene
de su maestro, el payador Arturo de Nava. Nava poseía
una voz de mayores recursos vocales que las de los cantantes
de la época, y esos recursos pasaron al canto de Gardel.
Cuando en 1917, El Zorzal entona un tango por primera vez, “Mi
noche triste”, no hace otra cosa que volcar en él
esos conocimientos. Con ello rompe definitivamente con los viejos
cánones e inicia una revolución que sienta las
pautas para el canto de un pueblo (
23).
LA MILONGA:
En la actualidad existen dos formas básicas de milonga:
la "campera" y la "ciudadana". Este último
es un género bastante tardío, creación de
Sebastián Piana, inaugurado con "Milonga sentimental",
ya en la década del '30. Tiene dos partes claramente diferenciadas,
y las estrofas se construyen de modo similar al empleado en el
tango. Ejemplos: "Milonga sentimental", "Milonga
del 900", "Milonga triste", "Negra María", "Pena
mulata", "La puñalada", etc. etc.
Hasta esa fecha, la única clase de milonga que existía
era la milonga campera (o "sureña"). Por ejemplo,
siguiendo dentro del repertorio de Gardel pueden citarse "La
catedrática", "Tortazos", "Soy una
fiera", etc. Los versos de estas milongas a veces hablaban
de temas que nada tenían que ver con lo campero pero,
a los efectos musicales, siguen siendo milongas camperas: Tienen
una sola parte, que se repite tres o cuatro o más veces,
y sus estrofas casi siempre son décimas. Ejemplos: "En
blanco y negro", "Milonga del peón de campo", "La última
carreta" etc. ...y las milongas de los payadores.
Si bien existen otras diferencias entre la milonga campera y
la ciudadana, consideramos suficientes las señaladas,
por no ser éste un estudio específico sobre el
tema, sino de aportes complementarios al trabajo que nos ocupa.
Cuando un payador u otro cantante se acompañaba haciendo
milonga, lo que estaba haciendo era ni más ni menos que
la milonga campera, con las características mencionadas
anteriormente. Hasta 1930 no hubo otra; luego de esta fecha coexistieron
ambas, aunque una se reservó a los tangueros y la otra
a los folkloristas.
Los discos de 1902 del sello Royal Record fueron los primeros
en grabarse en Argentina, y entre los artistas están
Arturo Navas, Alfredo Munilla y Eugenio López. Eran
discos grabados en un solo lado, posiblemente efectuados en
1901, ya que la marca se registró en julio de ese año,
aunque generalmente se les atribuye la fecha del primer anuncio
publicitario: agosto de 1902. Han sobrevivido pocos discos
de este sello, aunque se conservan
Algunas décimas con ritmo de milonga campera, las que
solían ser más lentas, pues así se estilaba
por aquellos años. (
24)
SILVERIO MANCO:
Nació el 13 de julio de 1888 en Capital.
Payador primero, lunfardista después, desarrolló una intensa
actividad periodística y fue autor de numerosos libros publicados en
forma de folletos (
Camila O’Gorman, el Gaucho ciego, Guitarra Roja, El
Hijo de Martín Fierro, La Huella Maldita, La Muerte de Nemesio Aldao,
La Pulpería de La Paloma, etc. Sus éxitos de payador se ubican
en los primeros años de este siglo y, con el pseudónimo de
“Cacique
Viejo” resultó ganador del concurso organizado por el diario Crítica
entre los años 21 y 22, cuyo dictamen dice: “El jurado especial
encargado de dictaminar en el ‘Contrapunto Nacional’ organizado
por ‘Crítica’, considerando que ‘Cacique Viejo’ es
uno de los contrincantes que más actividad ha desplegado en el torneo,
distinguiéndose por sus décimas morales y por su fecunda inteligencia,
le declaran vencedor en este primer torneo gauchesco...”) (
25)
Su obra lunfardística fue inagotable y entre sus trabajos están "
Cana", "De
culata", "Mortadela", "Echale bufachel al catre", "Ayes
del corazón", "Musa salvaje", etc. En la época
brillante de la radiotelefonía escribió muchas novelas para el
conjunto radio-teatral, que en Radio del Pueblo, dirigía Pancho Staffa,
con la denominación de "Calandrias y Zorzales". Falleció en
Claypole el 27 de diciembre de 1964. (
26)
VERSOS DEDICADOS AL DÚO, extraídos del libro de
FRANCISCO N. BIANCO:
“SILVERIO MANCO Y EL DÚO GARDEL-RAZZANO.
El conocido periodista, poeta y escritor Silverio Manco, ha escrito
una página brillante de versos que están dedicados
al dúo Gardel-Razzano. En ellos, Manco, con su acostumbrada
franqueza, dice cosas bellas y muy atinadas con respecto a
los que han querido, y pretenden todavía imitar a Gardel.
Dicen así los versos de Manco:
El dúo Gardel-Razzano
en un cordial mano a mano
Por el Abasto se vieron
y en mil gestas se lucieron
Carlos Gardel, en tu historia
Todo ya fue definido,
Pero ninguno ha surgido
Para ensombrecer tu gloria.
Estás en la trayectoria
De la musa popular
Y te quieren imitar
Con un absurdo deseo,
¡
andan buscando un trofeo
y no lo pueden hallar!
¿De dónde, tantos cantores,
han salido, de repente?
No me explico, Dios clemente,
La plaza de aturdidores.
La radio les hace honores
Y se oye cada cantor
Que da vergüenza y horror
Con ese martirio cruel,
Y dicen:-es de Gardel
Magnífico imitador!
Perdónala desde el cielo,
Carlitos, con tu sonrisa
A esa recua sumisa
Que imitarte fue su anhelo.
Pájaros de corto vuelo
Pronto tendrán que caer
En el triste atardecer
De sus necias pretensiones,
Cantores de bodegones
Mucho tienen que aprender.
Pero quiero recordar
En un cordial mano a mano
Al dúo Gardel-Razzano
Que pronto llegó a triunfar.
Ninguno podrá olvidar
A esos bravos cantores
Que coronados de flores
En el Abasto se vieron,
Y en mil gestas se lucieron
Cantando cual ruiseñores.
Desde Palermo a Corrientes
Y del Abasto hasta el centro
El canto tuvo un encuentro
Con emociones vehementes.
En guitarreos ardientes
El dúo tradicional
Esa base colosal
Para sufragar donaires,
El dúo de Buenos Aires
Cortante como puñal.
Al tiempo que ya se ha ido
El dúo perteneció
Que con su arte dejó
Un camino bien florido;
Muchos dúos han habido
Que se han hecho respetar,
Pero fue el más popular
Y discutirlo es en vano,
El dúo Gardel-Razzano
Que nadies puede olvidar.
Y los bohemios cantores
Se fueron pronto a la gloria,
Después se escribió la historia
Para rendirles honores.
Surgieron imitadores
De este dúo soberano
Con propósito malsano
De conquistar un laurel,
Ahora se murió Gardel
Y sólo queda Razzano.
Y queda en la balaustrada
De la vida, frente al sol,
Añorando el sí bemol
Que soñaba en la cortada.
Ahora que está plateada
Su cabeza de cantor
Evoca con el amor
De aquel que tanto ha sufrido,
Al compañero caído
Que fue su triunfo y su honor”.
SILVERIO MANCO
NOTAS:
(15
) DEL GRECO, ORLANDO: “Carlos Gardel y los autores de
sus canciones” - Akian Gráfica Editora - Buenos
Aires, 1990.
(16
) TURÓN, Ana y Florángel: "La Décima
de Gardel a Borges", 1999 (inédito)
(17
) SELLES, ROBERTO: “Gardel - origen de su canto” (“BUENOS
AIRES TANGO - CINCUENTA AÑOS NO ES NADA” - Ediciones
2 x 4, agosto de 1985 - página 11)
(18
) TURÓN, Ana y Florángel: Op. Cit.
(19
) BENEDETTI, Héctor Angel, “Gardel en 1912. Historia
de sus primeras grabaciones”, Buenos Aires, Éditions
de la Rue du Canon d'Arcole, 2005.
(20) Idem
(21) Idem
(22) Idem
(23
) SELLES, ROBERTO: Op. Cit.
(23
) BENEDETTI, Héctor Angel: Op. Cit.
(24
) SÁNCHEZ SÍVORI, Amalia: “Diccionario
de Payadores” - Editorial Plus Ultra
(25
) OUTEDA, Raúl & CASINELLI, Roberto: "Anuario
del Tango". Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 1998
(26
) SELLES, Roberto. COMUNICACIÓN ACADÉMICA N° 1.127:
AVATARES DE LA VIDALITA CONOCIDA COMO “POBRE MI MADRE QUERIDA” - Bs.
As., 1 de junio de 1985