“ POBRE MI MADRE QUERIDA”

Cuenta Ismael Moya que esta vieja vidalita “fue traída a Buenos Aires desde Cuyo por Guiñazú en 1891. Desde entonces, casi todos los payadores de Buenos Aires la utilizaron”. El dato fue obtenido por Moya del payador Luis García (Ismael Moya, El arte de los payadores, P. Berruti, Buenos Aires, 1959).
No sólo los payadores. Muchos compositores la utilizaron también para sendas obras: Pobre mi madre querida (vidalita de José Betinoti), El fulero (vidalita lunfarda de Arturo de Nava), A mi madre (vidalita estilo de Carlos “Hernani Macchi), Aires criollos (de Domingo Santa Cruz), El estribo (tango de Vicente Greco), la montura (tango de Genaro Expósito), La oración (vals de Carlos Nasca “El Gaucho Relámpago”), El moro (vidalita estilo de Carlos Gardel y José Razzano, sobre versos de Juan María Gutiérrez), Mi moro (tango de Gardel y Razzano con letra de Cátulo Castillo), Adiós vidalita (tango de Juan Larenza) y reaparece en el allegro del estilo Amargura de Gardel y Razzano). Asimismo se halla en la canción española El soldado herido, probablemente la progenitora de las versiones criollas.



Existen tres diferentes versiones de la letra y Gardel firma la obra en su grabación. Ello tal vez podría sustentar la afirmación del señor Francisco Jordán –guitarrero y cantor de milongas y estilos tradicionales (1885-1981), amigo personal de José Betinoti y de Andrés Cepeda- de que la celebérrima vidalita no pertenecía a Betinoti, sino a Cepeda. O quizá se trate de un poema anónimo al que ambos autores introdujeron sus reformas. (27)


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